Tal como acordamos, estaba pendiente de contaros la evolución de mi liposucción. Quiero aprovechar la ocasión para agradecer a todo el personal de la Clínica San Miguel su profesionalidad y lo amables que fueron conmigo en todo momento, sobre todo calmando mis nervios del principio.

Hace ya ocho meses desde que me la hice y la verdad, es que puedo ya ver el resultado, aunque el Dr. Villafañe me dice que se valora al año, yo ya veo que tengo menos volumen y una forma más bonita de la pierna.

Pero bueno, mejor voy a ir por partes para contar todo. Me quedé contando en el quirófano, cuando me pusieron los puntos. Después de eso me fuí a casa, porque como había sido con anestesia local, no tenía que hacer noche en la clínica. Me aconsejaron que llevara una toalla (para sentarme encima en el camino de vuelta a a casa) y menos mal que así lo hice, porque se suelta como para manchar la tapiceria del coche. La explicación de por qué se suelta este líquido (es una mezcla de suero y anestesia teñida de algo de sangre) es por el tipo de anestesia que se utiliza para esta operación, que es tumescente (líquida) para ir rompiendo las células grasas y que así, al estar licuadas, sea más fácil extraerlas por la cánula.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue tomar un analgésico para que conforme se fuese la anestesia no me doliese. Me recomendaron tomarlo en el momento en que me comenzase el dolor (si éste ya ha empezado es más difícil quitarlo) aunque la verdad es que yo lo tomé antes por si acaso, porque estaba un poco preocupada de que me doliese mucho y no pudiese quitar el dolor.

Como estaba muy cansada me quedé tumbada en el sofá viendo una peli hasta la noche, por supuesto con una toalla debajo porque seguía manchando, no mucho pero lo suficiente para manchar el sofá.

Me fuí a la cama tomando un Nolotil y dormí del tirón hasta las 6 de la mañana que me desperté para ir al baño, ya no manchaba nada y hacía 7 horas que no tomaba analgésico ninguno. No me dolía pero sí me molestaba, como no era dolor fuerte tuve la tentación de no tomar nada y ver qué tal, pero no me atreví y me tomé una pastilla. Volvía a dormir hasta las 10,00 horas. Ese fué el último analgésico del postoperatorio, ya no tomé nada más. La sensación que tenía era de tener entumecidas las piernas.

El segundo día, por fín me pude quitar la faja para darme una ducha y la verdad es que no lo tenía demasiado mal, me dí crema y me volví a colocar una faja limpia. Es conveniente tener una de repuesto porque el primer día se mancha mucho.

Por si os sirve de algo me operé en jueves, mi primera ducha fue a la mañana siguiente y el Lunes estaba trabajando. Mi primer día de trabajo no me fue nada mal, os informo que trabajo sentada aunque me muevo bastante. También tengo que confesar que en la primera semana se me fueron poniendo las piernas moradas, con un cardenal en toda la parte donde me había hecho la lipo.

Para mí esto fue lo peor, como tenía moratones, cada vez que me sentaba me molestaba mucho, una vez sentada estaba bien, era sólo el momento de sentarme o levantarme o cuando cambiaba de postura. Era como si me dieran un golpe en un cardenal, esa era la sensación, muy molesta pero soportable. El truco para que me molestase lo menos posible era levantarme y sentarme muy despacio.

Sobre el volumen, lo tenía más hinchado a la semana que el día de la operación. Cada día al salir de la ducha me daba crema para los moratones y me masajeaba bien toda la zona.

Fuí a unos masajes de drenaje linfático y al mes me quité definitivamente la faja, que por cierto es incomodísima. Ya se notaba el menor volumen, aunque el Dr. Villafañe decía que era pronto para valorar. Ya había bajado una talla y no se me veía esas cartucheras horrorosas que había tenido toda mi vida.

Los moratones fueron desapareciendo y el hinchazón bajando, no así la sensibilidad que tardé más tiempo en recuperar. Al tacto tenía por dentro las piernas más duras y masajeandolas yo misma ya la he ido recuperando.

Ahora puedo comprarme ropa y que me quede bien el tallaje, tanto de cintura como de piernas. Antes tenía que comprar una talla mayor de pantalón aunque me bailase la cintura. El resultado es asombroso, no sólo me he quitado las moyas, sino que todo el tipo se ve más armonioso y proporcionado con el resto del cuerpo.

De lo único que me arrepiento es de no habermelo hecho antes, llego a saber que todo iba a ser tan fácil y con tan buenos resultados y me hubiese ahorrado todos estos años de estar tan acomplejada, osea que a cualquiera que esté pensando en someterse a este tipo de intervención yo desde luego le animo a que lo haga y a que se quite los miedos que pueda tener.

He ido a revisión periódicamente con el Dr. Villafañe, ya no hace falta que vaya hasta que haga el año. Desde aquí doy las gracias a Oscar por su profesionalidad y calidad humana.