Los ritmos actuales de vida nos han hecho redistribuir nuestro tiempo. Se desea y busca un aspecto facial y corporal rejuvenecido. Para ello somos cada vez más conscientes de la importancia de una alimentación equilibrada y sana así como de la realización de ejercicio físico. Todo ello sumado a nuestros respectivos trabajos y la familia nos ocupa todo nuestro tiempo.

En el campo de la Cirugía Estética se demandan cada vez más aquellos tratamientos que nos ofrecen una clara y natural mejora de nuestro aspecto facial pero sin el inconveniente de que se trate de cirugía.  Los tratamientos mínimamente invasívos como el Botox, los rellenos de ácido hialurónico y el PRP ofrecen estas ventajas.

Todos ellos son seguros y eficaces siempre que sea un especialista quien los aplique, que tenga experiencia y que este familiarizado con su modo de acción, sus indicaciones y riesgos potenciales.

La elección de cualquiera de ellos debe ser una decisión informada y los pacientes deben entender que sus efectos son temporales por lo que se requiere repetir el procedimiento con el tiempo.

Los pacientes que solicitan estos tratamientos deben ser evaluados previamente incluyendo su historial médico ya que puede haber contraindicaciones. Posteriormente se les explora para determinar la zona a tratar e identificar las lineas faciales que se deseen rellenar o los músculos faciales en el caso del Bótox.

La aplicación se realiza en dos o tres tiempos ya que la propia inyección de la sustancia genera una pequeña inflamación que puede distorsionar el aspecto inicial en las primeras horas. De esta manera se consigue un resultado óptimo y completamente natural.

Los resultados en la mejora del aspecto son inmediatos, la recuperación a la vida diaria también y los posibles pequeños efectos secundarios de las primeras horas post-tratamiento fácilmente disimulables con maquillaje. Se trata de unos “pequeños retoques” que mejoran nuestro aspecto de manera significativa.