Sentimos a menudo un desamparo de los pacientes que requieren soluciones reales a sus problemas en un ámbito serio y profesional. Nos gustaría poderles alejar de las frustrantes medias verdades o incluso mentiras de aquellas empresas que surgen el mercado ofreciendo las últimas técnicas y los mejores cuidados por parte de profesionales altísimamente cualificados a aquellos pacientes que son susceptibles de creerlas.
Es muy injusto que en nuestra especialidad, la Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética tengamos que estar en alerta constante ante estas intromisiones en forma de engañosas publicidades acerca de productos, procedimientos o tratamientos.
Cualquier relación médico-paciente es un acto médico que debe conducirse con el máximo rigor, hay una toma de información acerca del historial médico del paciente, una exploración física y una explicación clara y honesta de aquello que se puede o no se puede hacer, con todos sus pros y contras. Todo este proceso debe realizarlo aquel profesional que realiza la intervención porque es en ese momento cuando se establece la relación de confianza mutua que debe existir.
De que nos puede servir acudir a un centro que nos brinda una “oferta” pero no nos visita el responsable último que es el propio cirujano o no nos ofrecen los controles pre y postoperatorios necesarios. Ante posibles complicaciones siempre nos debe atender un profesional que sepa manejarlas y además este fácilmente localizable.
Por qué no elegir mejor a un profesional determinado, con nombre y apellidos, bien por sus méritos o por una recomendación de alguien que ya conoce a dicho cirujano. Esto parece que es lo que hacemos en otras especialidades médicas, por que no en esta?.
De esta manera evitaríamos gran cantidad de resultados no deseados, pacientes desilusionados, insatisfechos y en el peor de los casos con complicaciones mal manejadas que podrían resultar incapacitantes.
Recuerden aquel famoso refrán de “nadie da duros a pesetas”.