Ante un accidente con amputación lo más habitual es ponerse nervioso, tanto el amputado como la gente que tiene a su alrededor. Es por esto por lo que creo interesante explicaros qué hacer ante una situación así.

Aunque sé que es difícil mantener la calma en un momento así, es muy importante actuar con sentido común. Un dedo no tiene músculo, por lo que puede reimplantarse hasta pasadas 24 horas si se mantiene a 4 grados.

La mejor manera de mantener el dedo en buen estado es recubrirlo con una gasa limpia (a ser posible estéril) mojada con suero, esto se introduce en una bolsa de plástico cerrada y todo esto se envuelve en otra bolsa con hielos (así se mantiene a 4 grados y el hielo no está en contacto directo con el dedo amputado).

Esta sería la forma más idónea para conservar un dedo, pero no siempre se tiene gasas ni suero a mano. En estos casos envolved el dedo en un paño o tela lo más limpio posible y a cambio de suero, utilizad agua.

Parte del éxito del reimplante es la correcta conservación del miembro amputado, pero también hay otros factores importantes como puede ser el tipo de corte de la amputación, es decir que sea un corte limpio, una amputación tipo guillotina siempre es mejor que otra más traumática.

Aunque parezca extraño, cuanto más distal es la amputación el resultado es mucho mejor (técnicamente es más difícil, pero el resultado funcional es mejor). Es preferible cuando la amputación es distal a la inserción del tendón flexor superficial.

En mi opinión, en amputaciones distales merece la pena intentar un reimplante, se puede realizar con anestesia local, introducir el microscopio e intentar la unión. Si esto es posible, en dos o tres horas, que es la duración de la intervención, se consigue un resultado funcional y estético mucho mejor que el muñón.