Las interacciones sociales implican intercambios de una gran variedad de señales como la mirada, la expresión facial, los gestos, etc.

El uso obligatorio de la mascarilla pone de relieve la falta de estas formas de comunicacíon no verbales y nos limita el campo facial de interacción a los ojos y la frente. Por ello, ahora más que nunca, aquellos problemas que afectaban a esta parte del rostro se hacen más evidentes. Los casos de párpados caidos, las arrugas en la frente, el entrecejo, las bolsas bajo los ojos, las patas de gallo, etc pueden ahora reflejarse al primer golpe de vista. No se trata solamente de que nos preocupe como un tema meramente estético sino tambien de salud en cuanto unos párpados caidos junto a una mascarilla pueden limitar nuestro campo de visión del entorno. Quizás incluso el uso de mascarilla nos obligue a exagerar nuestra gesticulación normal para compensar la falta de visibilidad de otros y por ello las arrugas perioculares o las de la frente se puedan acentuar.

Existen soluciones según cada uno de estos problemas. Una blefaroplastia de párpados superiores puede devolvernos la mirada amplia, más alegre y juvenil. El uso de toxina botulínica o de rellenos de acido hialurónico puede devolvernos una mirada más fresca y rejuvenecida. Es normal que estos procedimientos hayan despertado mayor interés y demuestran que a pesar de las circunstancias, aún nos preocupamos por nuestro aspecto. Todos estos tratamientos consiguen unos resultados muy satisfactorios y con resultados son muy naturales, ambos aspectos son lo más recalcado tanto por el profesional como por los pacientes.

Ojalá no se hubieran dado estas circunstancias pero son una realidad y por ellos ponemos a su disposición nuestra experiencia en este campo con nuestro deseo de superar estos momentos lo más satisfactoriamente posible.