También llamada lipoescultura. Es una técnica que elimina los depósitos localizados de grasa.
Generalmente existe una tendencia genética propia de cada persona para depositar grasa en determinadas zonas del cuerpo. Las zonas más frecuentes son las caderas, pero también pueden tratarse: papada, abdomen, flancos, pierna, etc.
A veces es posible tratar bultos benignos de grasa (llamados lipomas) y ginecomastia
(aumento de la mama en hombres).
Si se tiene grasa localizada en una parte del cuerpo es posible reducir esa grasa mediante la liposucción.
Dependiendo de la zona a tratar y del paciente, es posible hacerlo con anestesia local o general. A través de unos cortes en la piel de unos 3 mm. se introducen unos tubos muy finos unidos a un aspirador. Esto remueve la grasa y después la piel se retraerá.
Las células grasas NO se regeneran, por lo cual al eliminar un gran número de éstas los resultados son permanentes, excepto si se engorda considerablemente.
Es importante entender que la liposucción NO es un tratamiento para la obesidad. La máxima cantidad de grasa que puede ser extraída con seguridad es alrededor de 2 litros. Por lo tanto, puede que no sea posible adelgazar una zona tanto como alguna paciente pudiera desear, aunque esta técnica puede repetirse pasados 6 meses.
Hay veces en que la piel no es elástica y puede ser recomendable quitar piel para que así no quede colgando. Esto puede hacerse al mismo tiempo que la liposución o en un segundo estadio.
La operación puede realizarse con anestesia local +/- sedación, o con anestesia general, e irse a casa el mismo día o al siguiente. Todo esto dependiendo de la zona a tratar y del paciente.