Tienen consecuencias devastadoras en la función corporal y en la apariencia física. En la valoración inicial de una quemadura hay que evaluar la extensión y la profundidad, decidir si se realiza tratamiento conservador o quirúrgico, y proporcionar rehabilitación funcional.
Las secuelas más comunes son la contractura y las cicatrices que a veces requieren cirugía posterior.